Hola, ¿cómo estás?
Por aquí terminando un fin de semana con mucho movimiento. El sábado empezó con el cierre del programa grupal EL MAPA HACIA TU LIBRO (repite recién en enero 2025, antes de que pregunten, ya les avisaré cuando sepa fechas exactas), siguió con limpieza PROFUNDA de juguetes para tirar o regalar y cerró con niñas de pijamada en lo de abuela y adultos de joda en un cumple. El domingo siguió con festejo de día de la infancia al aire libre y con familias amigas, un poco de ejercicio, lectura y planificación de la semana porque se vienen días intensos por aquí.
Antes de todo eso, el jueves tuve noticia de una autora con la que estoy trabajando que me puso súper feliz. Como tengo confidencialidad con quienes trabajo no les puedo contar detalles, pero sí una reflexión que me interesa traer porque sé que a más de una persona por aquí le va a servir.
Así que, hablemos un poquito sobre algunas inquietudes frecuentes a la hora de MOSTRAR nuestros textos…
✨ “Kari, ¿tiene sentido que envíe mi texto a editoriales?” 🙌
Muchas de las personas con las que trabajo materiales me hacen esta pregunta. Yo siempre respondo algo más o menos así:
“¿Qué querés lograr con el libro?, ¿a quién querés llegar?”.
No te voy a mentir. La industria editorial puede ser algo hostil con los autores. He escuchado desde contratos en los que solo se le otorga al autor el 3% del precio de venta hasta editoriales que prometen correcciones y maquetaciones que luego dejan mucho que desear.
Muchas variables atraviesan la producción del objeto libro: el precio del papel, los costos de almacenamiento y distribución, por mencionar algunos.
A la par, los autores a veces no saben hasta dónde llega el rol y el alcance del trabajo de los editores y las editoriales e imaginan que pasarán cosas que luego no ocurren. Conocer todo el proceso es indispensable para poder cerrar buenos acuerdos.
Por eso, recientemente, he incluido a modo de bonus en mis programas una masterclass con una abogada especialista en temas de derechos y otra en la que explico todo el proceso de producción del libro como para que no lleguen a estas instancias con la info necesaria para sentarse a negociar.
Después de todo, las editoriales necesitan tanto a los autores como los autores a las editoriales y es importante que ambas partes puedan sentarse a negociar abiertamente y sabiendo cuál es el valor que cada una aporta.
Por supuesto que está la opción de autopublicar y es una gran opción. Lo que a veces se pasa por alto en esta instancia es la fase de difusión y divulgación el libro. Colgar el texto en Amazon y esperar a que los lectores lleguen por arte de magia es una fantasía que muchas veces desemboca en frustraciones. Salvo que tengas una audiencia consolidada o que esté en tus planes dedicarle tiempo de trabajo a la comunicación y divulgación del libro, es poco probable que los lectores lleguen por sí mismos a tu obra.
✨ “¿Y entonces? Dejamos los textos ahí encajonados?” 🙌
No, para nada. No se trata de abandonar ante esta situación. Se trata de conocer las reglas del juego, tener objetivos claros y saber los escenarios que iremos atravesando en cada caso. Por eso, de nuevo, la pregunta es:
“¿Qué querés lograr con el libro?, ¿a quién querés llegar?”.
Con la autora que te conté, el objetivo era claro. Armamos un brief pensando en ese objetivo y seleccionamos las editoriales de acuerdo a la temática de su libro. Envió a alrededor de 10-12 editoriales. Le respondieron varias y concertó entrevistas con 3 de ellas. Gracias a contar con información sobre legales y proceso de producción, ahora sabe acercarse a la editorial y hacerle las preguntas necesarias para no darse la cabeza contra la pared.
✨ La verdad detrás de la primera pregunta 🙌
Muchas veces, detrás de ese “¿vale la pena la editorial?” en verdad hay un montón de inseguridades acerca de salir a mostrarse. Tememos que nos rechacen, enfrentarnos a esos “no nos interesa” o, peor, al silencio del mail que nunca es respondido.
El escritor y podcaster David Barr Kirtley tiene una frase que dice:
“Wanting to be a writer and not wanting to be rejected is like wanting to be a boxer and not wanting to get punched.”
[Querer ser escritor y no querer que te rechacen es como querer ser boxeador y no querer que te peguen]
David Barr Kirtley.
Este miedo al rechazo es absolutamente normal. Como seres humanos, queremos que nos acepten, que nos quieran y gustarle a los demás. Es una cuestión de superviviencia. Lo que perdemos de vista en este punto es nuestro propio material. Desde ya que no podemos gustarle a todo el mundo pero, ¿por qué privar a lectores que sí valorarán nuestro material por aquellos a los que no les sirve o no les interesa? Es una picardía dejar de lado nuestro libro por el ideal imposible de gustarle a todo el mundo.
Por otra parte, sé que (sobre todo a las mujeres) muchas veces nos pesan otros males:
la autoexigencia
el miedo a la exposición pública
la falta de autovaloración
Y, en este punto, quiero llamarnos la atención sobre lo necesario que es elevar nuestras voces y transmitir nuestras ideas. Ya no solo decimos lo que pensamos sino que tenemos muy bien pensado lo que decimos. No por nada es un libro lo que se nos está cruzando por la cabeza como proyecto.
Pero hay una cuestión fundamental: Si no confiamos en nuestro propio material, mucho menos conseguiremos que alguien confíe en él.
Es hora de poner en valor lo que tenemos para decir con nuestros libros y dejar de lado las excusas sobre si me van a dar bola o no en tal o cual editorial.
No olvidemos que, después de todo, sea editorial o sea autipublicación, lo que queremos es llegar a nuestros lectores con eso que tenemos para dar con nuestro libro.
Espero que este correo te sirva de empujoncito para animarte a salir a mostrar tu material.
Un beso y buen comienzo de semana,
Kari.
✨¿Cuál fue tu parte favorita de esta edición? Compartila en tus redes y etiquetame como @kariwain así me entero.
"No olvidemos que, después de todo, sea editorial o sea autipublicación, lo que queremos es llegar a nuestros lectores con eso que tenemos para dar con nuestro libro."
Cierto, pero también queremos una editorial que haga una buena parte del marketing, y no hacerlo todo nosotros, si es posible.